Terentum, antiguo altar de los Dioses Infernales
Como se informa por Festo, el Tarento estaba en Extremo Campo Marzio, el área que en la Forma Urbis Severiana está situado en el punto más bajo del Campo de Marte y que también se indica con el nombre de Ager Tarax, una distinción que señala "una diferente función y una condición jurídica distinta de la zona"(F. Coarelli).
La zona de Campo Marzio al final del primer siglo antes de Cristo fue escasamente habitada, no tanto porque todavía estaba afuera del pomerium, pero por las condiciones objetivas causadas por la presencia de Palus caprae y por la cuota del suelo inferior hacia la madre del rio Tíber de que a menudo sufría las inundaciones. Allí se encuentraban los "Horti", cuya propiedad pasó en el tiempo en las manos de los grandes protagonistas de la historia de Roma, de Escipión a Pompeyo, de Marco Antonio a Agripa hasta que este último recuperó el rea y construyó muchos edificios públicos y que dejó a Augusto que luego los donó al pueblo de Roma. Propio la evidencia epigráfica de estos cambios de propiedad indican que hubo una parte del Campo de Marte de que hasta los lejanos tiempos arcaicos, nadie reivindicò algún derecho.
La presencia de esta área, intocable y sagrada, determinò la orientaciòn de la estructura de calles según el eje NO-SE, formando una red de carreteras completamente diferente a la centro de Campo Marzio que respeta la orientación de las puntos cardinales; el punto de la frontera entre las dos zonas fue marcado por Agripa cuando construyó el Euripo cuyo recorrido cumple con las dos orientaciones diferentes de las dos zonas, N-S cuando cruza el centro y noreste de Campo Marzio, NO-SE en la parte occidental y SO.
El ager Tarax es una denominaciòn que proviene de algunas leyendas asociadas a la edad monárquica, a la difícil fusión de los latinos con los sabinos antes y después con los etruscos; parecería que aquí estaban las tierras de los reyes de origen etrusco, las Tarquinios, y que después de sus expulsión fueron convirtidas en propiedad pública.
Ya en la época republicana temprana, sabemos que el límite occidental del norte era el altar sagrado de Dis y Proserpina; en esa zona según lo informado por Valerio Massimo (II, 4, 5), de la orilla del Tíber se levantaban emanaciones de gases y vapores, y ya en los primeros tiempos se creía que allì estuviera una de las entradas al mundo inferior.
En el siglo VI aC - pero lo más probable en tiempos más arcaicos - después de un Prodigium, un hombre sabino llamado Valesus, antepasado de la gens Valeria, construyó un altar subterráneo. La leyenda cuenta que los dioses del mundo subterráneo habían sido amable con Valesus, que tenía dos hijos gravemente enfermos tal vez por una epidemia, y en sueños él habían enviado la visión de un lugar con agua que podría curarlos; Valesus subió a una barca, y descendió al Tíber en busca de un señal.
Cuando vio a lo largo de la orilla izquierda del Tíber los simulacros de Dis y Proserpina bajó y, entrando en una cueva cercana de la que sobresalía vapores, encontró un manantial de agua que hizo beber a sus hijos que de inmediato se curaron. Valesus en ese lugar construyó un altar para hacer sacrificios en honor de los dioses; siglos más tarde un descendiente suyo construiría una célula a una profundidad de veinte pies para ocultar los simulacros de los dioses que se trajeron a la superficie sólo por la noche y durante los eventos del renacimiento y de continuaciòn de la vida de Roma; fue a partir de estas celebraciones míticos que se establecieron los Ludos Saeculares ...
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de M.L. ©ALL RIGHTS RESERVED (Ed 1.0 - 03/12/2016)
Bibliografía: