Las cenas sontuosas del Cardenal Aldobrandini
El pontificado de Clemente VIII, nombre secular Ippolito Aldobrandini, estuvo bajo el signo de la grandeza y la munificencia del papado y del nepotismo, de hecho nombró cardenales a dos sobrinos, Pietro Aldobrandini y Cinzio Passeri Aldobrandini.
Cinzio, hijo de una hermana de Ippolito Aldobrandini que murió joven, fue adoptado por su tío y después de graduarse en Padua, se convirtió en su secretario desde que era un legado papal; cuando Hipólito se convirtió en el papa Clemente VIII, su sobrino fue nombrado letrado y secretario de estado, tenía 37 años de edad; al año siguiente su tio lo hizo cardenal (1593).
En las crónicas de la época leemos que "El cardenal de S. Jorge, Cinzio Passeri Aldobrandini, hijo de Isabel, la hermana del Papa, fue el más pomposo y munificante de los cardenales de su tiempo".
El cardenal quiso cambiar el ceremonial de la vida de la corte, que fue luego obligatorio observar al menos hasta los grandes cambios de la Revolución Francesa, lo que obligó a la corte del Papa, los Cardenales y la Curia a renunciar a formas inútiles, estúpidas e irracionales en los actos de la vida cotidiana y en las relaciones interpersonales.
La corte papal en el siglo XVI vivìa uno de los momentos de máximo esplendor y el nepotismo era una práctica a la que ningún Papa parecía ser capaz de escapar; pero si el Papa por su misión como Vicario de Cristo tuvo limitaciones en su comportamiento, no fue lo mismo para el Cardenal Nepote, en cuyas manos se mantuvo la gestión de los asuntos temporales.
El cardenal Cinzio fue considerado uno de los cardenales más ilustrados a pesar de que fue él quien formalizó el ceremonial que su corte tuvo que seguir y que se convirtió en un ejemplo para todos los cardenales durante al menos dos siglos. Fue un mecenas para los muchos artistas, hombres de letras y hombres de cultura a quienes amaba recibir y hospedar en su Villa en Frascati; se dice que su mesa siempre estaba puesta, y al menos para seis personas, y su munificencia era claramente visible en su mesa siempre superada por triunfos de frutas y flores raras.
Entre los artistas que a menudo estaban en su mesa habieron Juan Bautista Raimondo, de Cremona, y Torcuato Taso que él protegió de una manera particular.
En las crónicas de la época se describía el ceremonial que se siguió cuando el cardenal Cinzio y sus invitados estaban en la mesa; a su servicio, el cardenal tenía hasta tres ayudantes de cámara: el copero, el scalco y el tallador que, después de ayudar al cardenal a lavarse las manos y sentarse, llegaron a ponerle "una pechera como se usa con los niños"; la misma asistencia estaba ofrecida a todos los comensales por un increíble número de ayuda de cámara y caballeros, estos tenían la facultad de mantener la cabeza cubierta, mientras que los ayudantes de cámara podían devolver el sombrero solo cuando no esperaban el servicio de los invitados.
La corte del cardenal consistió en un increíble número de personas que que asistían al banquete sin participar: el mayordomo, el amo de llaves, el dueño de la sala, los secretarios, los auditores, el jinete principal, los camareros de honor con una espada y capucha. El amo de la casa tuvo que pararse detrás del Cardenal para ver que todo iba bien, el capellán tuvo que bendecir la mesa antes del almuerzo y luego dar gracias a Dios al final y, finalmente estaba el caudatario que tenía la tarea de leer un libro de contenido espiritual per, el caudatariodejaba de leer cuando el Cardenal pedìa beber vino, esa fue la señal de que se podía comenzar a hablar amigablemente y el libro espiritual se dejaba de lado.
Las sillas de los comensales tenían que reflejar su estatus social y su importancia; la silla del cardenal era más alta que las demás y en brocado rojo, las sillas de los invitados tenían que ser más bajas; el lugar al comienzo de la mesa era el del cardenal que podía entregàrselo, si quería, pero solo a otro cardenal ...
Para leer el artículo completo suscribirse!
de M.L. ©ALL RIGHTS RESERVED (Ed 1.0 - 14/10/2019)