Aristocracia romana en el siglo III a.C.
En el siglo III a.C. los vir nobiles romanos pertenecían a unas 20 familias patricias y plebeyas, entre estas la gens Fabia era la familia patricia más ilustre e importante, flanqueada por la gens Aemilia y la gens Cornelia las tres de origen romano, luego estaban las poderosas familias Claudia y Valeria de origen sabino.
Las familias plebeyas habían visto aumentar su riqueza e influencia solo después de la promulgación de las leyes Licinie Sestie en 367 a. C. quien resolvió los fuertes conflictos sociales de los siglos V y IV modificando la distinción, anacrónica, entre patricios y plebeyos que remontaba a Rómulo.
Los patricios republicanos eran los herederos de los 100 patres curiales pero no siempre habían conservado esa primacía en la riqueza y la virtud por la que se les había reconocido una posición privilegiada en la época monárquica, en cambio muchos plebeyos se enriquecían con su labor mercantil y no solo en bienes sino también en méritos en la sociedad civil.
El término plebe no designaba a quienes se encontraban en condiciones de sujeción económica, sino simplemente a quienes no pertenecían a las 100 familias que fundaron Roma; todos los que llegaban a Roma iban a engrosar las filas de la plebe y podían ser tanto hombres libres de otras comunidades a los que se les había concedido la ciudadanía romana como esclavos liberados. Así, los patricios siguieron siendo una casta cerrada a la que estaban reservadas todas las posiciones de poder, pero los acontecimientos sociales y las habilidades individuales a lo largo de los siglos cambiaron la riqueza y la influencia tanto de las personas pertenecientes a la aristocracia como a la plebe.
En el 367 a. C. los tribunos Cayo Licinio y Lucio Sestio propusieron una ley que restablecería un mayor equilibrio entre los ciudadanos de Roma. Vale recordar que por cada conquista bélica el botín se repartía sólo entre los patricios que, por tanto, obtenían sus ingresos de la posesión de latifundios y de las riquezas saqueadas en la guerra, entre las que también había esclavos.
La plebe hasta el siglo IV a.C. no era propietaria de tierras y por tanto sus ingresos procedían del comercio, de la artesanía o del trabajo servil y sucesos adversos repentinos , como la bajada de los Galos Senones, habían hecho perder a la plebe ademàs que sus casas, la posibilidad de ganar. Muchos se habían endeudado y, al no pagar el préstamo, se convirtieron en esclavos.
Las Leges Liciniae Sextiae establecieron nuevos criterios para el pago de deudas, extendiendo el plazo dentro del cual se podía devolver un préstamo a tres años, limitaron el latifundio al fijar la expansión máxima de ager pubblicus que se podía poseer en 500 jugeri y sobre todo abrieron el consulado , el más alto cargo también a los plebeyos. El primer cónsul perteneciente a una gens plebeya fue Lucio Sestio Laterano en el 366 a. C., luego en 365 fue el turno de Lucio Genucio Aventinense que, en 362, fue también el primer cónsul plebeyo en liderar una campaña militar.
En los primeros años de su aplicación, las leyes Licinie Sestie no siempre fueron respetadas. En 355, 354 y 353 a.C. los patricios no cedieron el cargo a los plebeyos, lo lograron maniobrando para que no todos fueran a votar.
En los años entre 300 y 200 a.C. estas familias, patricias y plebeyas, controlaban juntas Roma y este grupo tenía una fuerte connotación aristocrática por lo que de hecho hay que considerar que todo el grupo estaba formado por unas trescientas personas. Pero, ¿quiénes eran estos hombres? ...
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