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El callejón de diablillos Mazzamurelli


En Trastevere hay una calle estrecha y corta que está virando a la esquina después de la Iglesia de San Crisógono, encerrada por las paredes de dos edificios altos en su extremo permite llegar a la pequeña iglesia del siglo XVIII de San Gallicano; en este lugar siempre han vivido los “Mazzamurelli” a fin de tener el honor de una calle con sus nombre: son espíritus caprichosos, los elfos de la casa.
Las historias de "Mazzamurelli" siempre han sido transmitidas por vía oral, y algunas veces han sido totalmente transformadas; en el siglo XVI, se difundió la noticia de que un casa del carril estaba embrujada y la población prefería evitar pasar por delante; en el siglo XIX, como se indica en una guía de los caminos de Roma, en el callejón vivìa una hombre de pillerìa que se hizo pasar como un mago y hizo creer que tenía visiones de demonios por lo que la gente tenìa miedo y estaba lejos de su casa.
Pero incluso cuando las historias aparecen misteriosas, improbable e incomprensible, siempre se puede buscar una explicación, una interpretación de los hechos y de historias.
Estos espíritus que durante los siglos siguen viviendo en el mismo lugar son nada más que el genius loci de los antiguos romanos.
El genio en la religión arcaica era lo que protegía al individuo, era un buen espíritu que nacia con el individuo y le acompañaba durante toda su vida; a continuación, con el tiempo el genio ya no era sólo la deidad tutelar de un solo individuo, sino de un pueblo, de una ciudad, sino también de un lugar; era tanto el alma, principio vital y guardián.
El pueblo romano tenía su genio como lo demuestra la enorme estatua (396 cm) del siglo II. AD, conocida como Lare Farnese que representa un joven, aunque en realidad el genius loci no tenia el sexo determinado como atestigua la inscripción en el escudo capitolino donde del genio de Roma se dice "genio Urbis Romae sive mas sive femina" (genio de la ciudad de Roma tanto varòn como hembra).
Los genes protegian y pintarlos en su apariencias diferentes servia para invocar sus protección, por lo que en Roma los "genius loci" fueron pintados en forma de serpiente en las paredes para protegerlas de la mala suerte, sino también de la suciedad.
Los romanos, sin embargo, reconocieron que los genes tenian una vida propia, ya que además de ayudar a los hombres, hubo genes trabajadores e inventores como por ejemplo genes perfumistas en los que los masculinos tenían alas de plumas y las femeninas alas de mariposa , hubo tambien genes que golpeaban moneda o los de la cosecha de la uva y del vino y luego estuvo los amorcillos, genes que eran puramente recreativos.
A través de los siglos el amorcillo se convierte en el "Cupido" que vive en el hogar y protege la unión matrimonial, pero en el tiempo se convierte en un espíritu lúdico e irreverente que comparte con los hombres los lugares de la vida. También se olvida su nombre y su alma parece estar dividida en dos, por lo que cada hombre tiene un buen protector llamado ángel de la guarda y un pequeño diablo que vive su vida y, a veces llega a crear el caos, será llamado de muchas maneras: Baffardello, Fajetto, Mazarul, Mamucca, Mazzamorello y otros ...



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